Cursos del Museo Taller de Títeres

El Bunraku

Bunraku es el teatro clásico de títeres de Japón y está reconocido por la UNESCO desde el año 2003 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Se desarrolló principalmente en los siglos XVII y XVIII. Es un teatro de títeres para Adultos.

Las obras que se representan han sido creadas para adultos y describen el mundo de los adultos. Su contenido dramático, los temas y el contenido literario son prácticamente iguales a las obras que son hechas para actores humanos y los títeres expresan emociones con el mismo realismo como lo haría un actor humano.

La palabra bunraku viene de Bunraku-za, el nombre del único teatro de bunraku que ha sobrevivido hasta la era moderna; también se le llama Ningyô Jôruri (ningyô significa muñeco y Jôruri es un tipo de recitación o narración).

Se dice que el teatro de Bunraku comprende las "tres artes": la manipulación de los títeres, la música del laúd (samisén) y el canto narrativo (gidayû-bushi ) que es el responsable de la historia. Existe una división de roles clara entre los elementos visuales (los títeres) y los sonoros (que se sitúan en un lugar separado de la escena).

El narrador (Tayû), recita un tipo de poesía dramática y descriptiva perteneciente a la categoría de jôruri denominada gidayû-bushi o nuevo jôruri.  Él se encarga de narrar todo el texto de la obra de forma diferenciada:

  • En tercera persona realiza la descripción lírica de las situaciones, el desarrollo de la historia y la explicación de la esencia psicológica.
  • En primera persona expresa a los personajes.
  • La música del samisén sirve para hacer aún más efectiva la voz del narrador y su melodía tiene y transmite matices emotivos y psicológicos.

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En un principio en el Bunraku se usaban títeres movidos por una sola persona pero en a mediados del siglo XVIII adoptó el estilo escénico que aún perdura en cuál los títeres usados para los personajes principales son manipulados por tres personas trabajando al unísono; y pueden ser capaces de abrir y cerrar los ojos, girarlos, mover las pestañas y abrir y cerrar la boca a discreción del titiritero. Los títeres del resto de personajes (de damas de compañía, guardias, tenderos, o transeúntes) son manipulados por una persona. Son más pequeños y tienen una construcción y movimientos más sencillos para que no roben la atención sobre los personajes principales.

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En un títere de Bunraku la cabeza, los brazos y las piernas son desmontables, y el palo sobre el cual la cabeza esta insertada se coloca a través del torso del títere.

El tamaño de la cabeza comparada con el torso es considerablemente más pequeño que la proporción normal de los cuerpos, esto posiblemente sea con la intención de hacer que el títere (que tiene casi la mitad del tamaño de un ser humano) parezca un adulto.

El titiritero principal (omozukai) inserta su mano izquierda a través de la parte trasera de la ropa del títere con el fin de tomar el cuerpo desde dentro y sostener tanto la cabeza como el resto del cuerpo, al tiempo que controla la postura del títere y la dirección o inclinación de la cabeza al igual que las expresiones faciales de este; con la mano derecha controla el brazo y mano derecha del títere.

El segundo titiritero está a cargo del brazo y mano izquierda. Y el tercer titiritero mueve las piernas; e incluso en los títeres femeninos, que no llevan piernas, él hace que parezca como si tuvieran piernas bajo el kimono.

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El punto vital en Bunraku es que las tres personas tienen que respirar al unísono. El titiritero responsable de mover el brazo izquierdo y el responsable de mover las piernas no solo deben saber con detalles tanto la narrativa como el carácter del personaje que representan sino también la técnica empleada por el titiritero principal. Por eso se ha dicho desde siempre que el entrenamiento debe ser de al menos diez años para manipular las piernas y diez años para manipular el brazo izquierdo. Antes de llegar a ser maestro titiritero, se requiere de veinte años de entrenamiento.

La manipulación se hace a vista del público. Y los titiriteros deben vestir completamente de negro y llevar cubiertas sus cabezas con una capucha (el negro representa "nulidad" o "ausencia" y se escogió este color por ser es menos llamativo a la vista que cualquiera de los demás colores). Sin embargo, con el fin de mostrar respeto hacia el titiritero principal, y también debido a que se considera apropiado que los espectadores puedan ver el rostro de los más grandes maestros de este arte, el titiritero principal no cubre su cabeza y en ocasiones también incluso aparece vestido con un kamishimo tradicional.

Pero aunque deje ver su rostro, permanece inexpresivo, y cuanto más fiel sea la transferencia de emociones al títere, menos debe ser la expresión reflejada por el titiritero. Los titiriteros se niegan a sí mismos al dejar las expresiones humanas completamente a los narradores (cuyas palabras y actitudes reflejan emociones) y también a los títeres. Este es un requisito fundamental en cuanto a la belleza del Bunraku.